En las columnas anteriores me he referido a unas problemáticas urbanas concretas, donde se hace mención a sus consecuencias y cómo hacen parte de las complejidades propias de las ciudades contemporáneas. Sin embargo, poco nos preguntamos sobre la importancia de abordar la ciudad como un objeto de estudio propio en los diferentes niveles educativos (primaria, secundarias, preparatorias y en la educación superior), reflexionando en torno a su carácter como un contenido escolar imprescindible.
Con esto no digo que los estudios de la ciudad carezcan de esta reflexión completamente, pero sí, en muchos casos, no se hacen explícitas razones sencillas y desprovistas de teorizaciones complejas, que terminan haciendo que sea difusa la razón concreta por la cual es importante pensar la ciudad.
En esta oportunidad, me permitiré compartirles unas reflexiones desde la educación geográfica, que plantea el profesor Gustavo Montañés en su texto Pensar la ciudad, donde nos exhorta sobre la importancia de realizar este ejercicio reflexivo, y aporta varios elementos que responden al por qué y cómo hacerlo.
Pues bien, la ciudad generalmente se trató desde la educación geográfica como un elemento aislado y de poca importancia; como un punto en el mapa sin mayor trascendencia. Esta tendencia ha generado ciertas dificultades sociales, por el hecho de no comprender la ciudad, e implica no apropiarse de ella y, así, no aportar a la consolidación de un desarrollo cultural subjetivo del ciudadano. Además de eso, no poder situar la ciudad en el marco del espectro amplio del territorio, no nos permite caracterizar diferenciaciones como por ejemplo, lo urbano y lo rural, relación entre ciudad y áreas metropolitanas, etc.
Frente al por qué, Gustavo Montañez aporta 5 razones: primero, porque vivimos en la ciudad y es fundamental entender que nuestra cotidianidad y las condiciones de vida que tenemos no están desligadas de las dinámicas urbanas; segundo, porque es fundamental entender cuáles son las percepciones y sentidos que nosotros otorgamos a los escenarios urbanos, con el fin de esclarecer las relaciones y comportamientos que se establecen en la ciudad; tercero, porque es imprescindible entender que nuestro desarrollo como país y subcontinente está íntimamente ligado a los procesos de crecimiento urbano, que van categorizando las ciudades latinoamericanas a partir de criterios como la densidad poblacional.
La cuarta razón, es porque las transformaciones urbanas contemporáneas exigen ampliar el marco conceptual para entender la ciudad y los fenómenos urbanos, ya que los desarrollos teóricos anteriores se hacen insuficientes para explicar la actualidad; y por último, porque la ciudad es la expresión del desarrollo propio del país, y pone de relieve las formas en cómo se puede avanzar en la construcción de nuevas apuestas de transformación, sin olvidar que la ciudad es el escenario desde el cual se busca la inserción del país al mundo.
Frente al cómo, se menciona que han existido diferentes maneras de abordar la ciudad: primero, desde los acercamientos disciplinares (historia, geografía, arquitectura, etc.), que si bien han realizado diferentes aportes, también han generado una atomización o parcelación de los campos y enfoques de estudio, que se puede traducir en dificultades; segundo, el abordaje inter o multidisciplinar, han generado efectos similares a lo disciplinar, con la particularidad de que aquí existen dificultades en relación a los entrecruzamientos metodológicos y conceptuales.
El tercer punto marca que no se ha abordado mucho desde el campo de los estudios de la complejidad; cuarto, desde el paradigma interpretativo que asume la ciudad como una construcción social e histórica, donde las categorías de análisis fundamentales son el espacio-tiempo, mediación tecnológica y técnica, organización y dinámica social interna y la interacción con las diferentes escalas locales, regionales, nacionales y mundiales.
Además, también es posible abordarla como el resultado y la interacción de los procesos de tecnificación que influyen en el espacio urbano; temas como la técnica para el mercado, realizado por ejemplo, en centros comerciales, o los desarrollos de las formas de distribución. Esto, de cara a identificar influencias y relaciones con la vida urbana, junto a las racionalidades en juego.
Finalmente, es fundamental pensar la ciudad para aprender a convivir en ella, con su diversidad cultural y social; para hacerla un escenario de posibilidad en la cual la soñemos y tengamos el propósito de transformarla y, así, promover nuevas formas de relacionamiento y habitabilidad.
Bibliografía.
Montañez, Gustavo. (2000). Pensar la ciudad. En: Torres Tovar, Carlos Alberto., Viviescas Monsalve, Fernando., Pérez Hernandez, Edmundo. (2000). La ciudad: hábitat de diversidad y complejidad. Ed. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia.
Estudiante VII semestre Licenciatura en educación básica con énfasis en Ciencias Sociales.
Universidad Pedagógica Nacional de Colombia.
Línea de investigación didáctica del medio urbano.
Grupo de investigación Geopaideia.