Brenda García Solache
Estudiante del Colegio de Estudios Latinoamericanos, generación 2017.
¿Qué hacían las mujeres en la revolución? me parece un horror que tengamos que preguntarnos todo el tiempo que hacían las mujeres en cualquier hecho histórico, “¿Qué hacían en la independencia? ¿Qué hacían en la segunda guerra mundial?”. Lo que sucede es que en la escuela, en los libros de texto, televisión, etc. nos enseñan la historia desde protagonistas masculinos; nos han hecho creer que la guerra está hecha de hombres, de soldados y guerrilleros, entonces cuando se alude a la mujer guerrillera, a la soldadera, a la campesina, se tiene que volver a reconstruir y reivindicar el valor que tuvo su papel en estos hechos.
Las mujeres fueron, y no han dejado de ser, sujetos sociales participantes en los procesos políticos y económicos de su tiempo. Las mujeres no se quedaron quietas e intactas en todas las transformaciones sociales del país, así como ningún sujeto social puede permanecer sin cambios a través del tiempo. Es así que durante el porfiriato (que estuvo acompañado del cambio de mentalidad de “modernidad y progreso) se inició el proceso de industrialización, por lo cual la vida de las mujeres se vio fuertemente trastocada, ya que se les abrieron las puertas de las fábricas, comercios, oficinas públicas y participación en el magisterio.
Dadas estas circunstancias era ineludible contener las inminentes demandas, peticiones y demás ideas de lucha que se suscitaron. Las mujeres se cuestionaron los roles de género que estaban fuertemente marcados, pues ya no solamente eran las encargadas de los quehaceres domésticos, sino que ahora también tenían que ser trabajadoras asalariadas.
Todo esto dio lugar a que tuvieran cada vez más injerencia en el espacio público, a pesar de los discursos y ataques patriarcales que sostenía el estado y la iglesia, los cuales insistían en perpetuar el orden establecido que era la familia, en donde la mujer no se liberará, no decidirá sobre su cuerpo y se mantendrá sumisa a los deberes hogareños y de cuidado maternal.
La voz de las mujeres comenzó a circular por medio de la prensa, alimentando así las ideas emancipadoras de otras que se encontraban alejadas. En estos escritos se criticaron las ataduras sexuales impuestas, como el hecho de que una mujer no pudiera disfrutar plenamente de su sexualidad sin ser mal vista, siendo el matrimonio el único medio moral para satisfacerlo.
La lucha por espacios dentro de las universidades significaba que las mujeres pudieran ejercer cargos políticos cada vez más importantes, por lo tanto, partiendo de esta perspectiva, era más factible para el Estado abrir escuelas para formar maestras, y que estas se dedicaran al cuidado y enseñanza de las niñas y niños. Sin embargo el número de alumnas en todas las carreras universitarias se fue acrecentando.
El papel de las soldaderas en la revolución mexicana es acotado a una imagen heroica, como combatientes en las batallas, dejando oculta la importancia de su trabajo doméstico para el sostenimiento de la vida. Pues como sucede con el capitalismo, cuando se habla del obrero, de su explotación, y no se menciona la explotación que también sufre la mujer que hace la comida, limpia la casa y cuida los hijos para que el obrero pueda trabajar.
De la misma manera sucede cuando nos hablan del revolucionario guerrillero, de las soldaderas y su sagaces batallas, pero ocultan quiénes eran las encargadas de las tareas domésticas, de alimentar a la tropa, lavar la ropa, cuidar a los hijos y atender a los heridos, todo en medio de la guerra. La mujer desempeñó no sólo las tareas tradicionales, sino que además las que surgen como parte de la guerra.
El papel de la soldadera no resume todas las participaciones que tuvieron las mujeres de distintos estratos sociales, pues ellas trabajaron como despachadoras de trenes, telegrafistas, enfermeras, farmacéuticas, empleadas de oficina, reporteras, editoras de periódicos, mujeres de negocios y maestras.
Cabe mencionar la tortura y persecución que sufrieron las que propagaban ideas feministas o magonistas, como el caso de Margarita, que fue hecha prisionera por tropas huertistas el 20 de noviembre de 1913, la encarcelaron y torturaron por no confesar los nombres de sus compañeros magonistas y murió fusilada cuatro días después. Todas estas historias de mujeres que fueron propagandistas, feministas, magonistas...tampoco no las enseñan, o de manera breve las toman en cuenta (como el caso de la lucha por el voto de la mujer en México) y en cambio son silenciadas.
La violencia hacia las mujeres en el tiempo de la revolución mexicana tiene que ser más importante que las figuras heroicas de Pancho Villa y Emiliano Zapata, pues desde las tropas de estos se ejerció rapto y violación de niñas, adolescentes y mujeres casadas. Aunado a todo lo dicho anteriormente.
La historia se ha hecho a partir de la figura de héroes nacionales, todos ellos mayoritaria y primordialmente hombres, por lo cual es una construcción patriarcal, que ha dejado excluidas a las mujeres, en donde solo tienen cabida acomodándolas bajo visiones e imágenes acordes a los roles de género. Hay una deuda histórica en la forma en que se han representado a las mujeres, negándoles injustamente su real importancia en la revolución. Es fuertemente necesario como parte del ejercicio historiográfico volver a escribir la historia de las mujeres desde los estudios de género
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