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Cristian Alfredo Parra Gonzales

Hablemos de paz


En columnas anteriores les había venido hablando sobre la ciudad, la importancia de pensarla y algunas problemáticas contemporáneas. Sin embargo, para esta ocasión, me he permitido redefinir el rumbo temático de mi intervención y hacer alusión a un tema que, sin duda, despierta muchas reacciones e implica tener en cuenta bastantes aristas. Pues bien, dejando de lado tanta parafernalia y arriesgándome a escribir sobre algo ya muy leído, hablemos de paz.

Como es bien sabido, en mi país, Colombia, desde el año 2012 se llevan a cabo los diálogos de paz entre el gobierno y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), y aunque en ocasiones anteriores ya hubiesen tenido lugar otros escenarios de diálogos, estos particularmente han puesto al país a hablar de este tema. Organizaciones sociales, medios masivos y alternativos de comunicación, la academia y diferentes sectores de la población, han abierto un amplio abanico que da cuenta de diferentes formas de entender la paz, y en el mejor de los casos, de cómo debería construirse.

Hablar de paz en América Latina supone un reto de magnitudes incalculables, pues la complejidad de la realidad social y política de los países del sur nos sitúa en un contexto donde el término per se es insuficiente para intentar definir los escenarios opuestos a los conflictivos. Por ejemplo, creer que hay paz si no hay conflicto armado interno, si desaparece la delincuencia común o si se erradican los índices de homicidio, implica reducir la paz a un binarismo desprovisto de una mayor reflexión como la necesita América Latina.

Al escribir estas líneas, me es imposible no recordar mi estadía en México, cuando ocurrió el lamentable hecho de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. De ahí me transporto a los años 70 argentinos con la Noche de los lápices o los recientes casos de falsos positivos en Colombia. ¿Pero qué tiene que ver esto? Bueno, tiene que ver todo. Durante las movilizaciones en la Ciudad de México se arengaba por la aparición con vida de estos jóvenes, en Argentina las madres de la plaza de Mayo se resisten a echar al olvido a sus desaparecidos, y en Colombia se denuncia con cánticos a los falsos positivos que tampoco se olvidan. Estos tres casos, así como muchos otros, en mi opinión dan cuenta de que la paz no es sólo la ausencia de violencia física, también es el acceso a la verdad, a la justicia, a la reparación.

Hablar de esto es entender que toda amenaza contra la vida constituye una transgresión a la paz misma. Discúlpenme si aún parezco algo abstracto, pero continuemos: ¿qué pasaría con el niño de la calle cuándo se acabe el conflicto armado o con el padre o la madre que no puede acceder a un trabajo digno? Vale la pena preguntarse si para estas personas también habrá paz. Entiendo que este ejemplo que pongo, dentro otros que podrían citarse, como lo es el conflicto armado para el caso colombiano, es un problema estructural, pero es importante ir más allá de este ejemplo y prestar atención a lo que digo anteriormente, a las diferentes formas que amenazan la vida.

La paz debe entenderse en el marco de todas las esferas de la vida que permitan a todos una existencia digna en el mundo. Así pues, no hay paz si no hay acceso a la vivienda, a un trabajo digno, a un sistema de salud de calidad; no hay paz si no existe justicia social, si se persigue el pensamiento crítico, si no se garantiza una educación de calidad a los jóvenes, si no existe un mandato político transparente. En definitiva, la paz debe redimensionarse. Entenderse como una apuesta que se construye entre todos, en el día a día, y no es una aspiración depositada en una urna o delegada a altos mandos.

Por estas y muchas otras razones, queridos lectores, cuando en nuestros países se hable de paz desde las altas esferas del poder, preguntémonos si están contemplando la diversidad de dimensiones que envuelven la vida de todas las personas y les permitiría tener una existencia digna. Por esto, por América Latina y por el mundo, hablemos de paz…

Estudiante VIII semestre Licenciatura en educación básica con énfasis en Ciencias Sociales. Línea de investigación didáctica del medio urbano. Grupo de investigación Geopaideia. Universidad Pedagógica Nacional de Colombia.

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