El pasado 24 de julio se celebró el décimo aniversario de Telesur al aire. Si bien este proyecto nació en el 2005, su génesis se puede rastrear desde el 2002, tras el golpe de estado a Hugo Chávez. A diferencia de los tradicionales golpes de estado, el del 2002 tuvo la característica de que los medios de comunicación, nacionales e internacionales, jugaron un papel fundamental a tal punto que numerosos intelectuales han denominado este episodio como el primer golpe de estado mediático en la región, fórmula que se ha repetido en otras ocasiones.
Fue tras esta experiencia que Hugo Chávez decidió crear un medio de comunicación de alcance regional que buscara mermar la hegemonía de los medios de comunicación privados que atacaban su gobierno. Esta necesidad de luchar desde el espacio de las telecomunicaciones por parte del gobierno venezolano encontró eco en otros países latinoamericanos, tales como Bolivia, Ecuador, Cuba, Nicaragua, Uruguay y Argentina, por lo que éstos también contribuyen económicamente al funcionamiento del canal.
Los países mencionados tienen en común con Venezuela el ser blancos de ataques por parte de los medios de comunicación privados nacionales e internacionales. Esto debido a que los gobiernos latinoamericanos denominados progresistas han entrado en confrontación directa con los grupos mediáticos, ya que estos gobiernos buscan limitar o regular el funcionamiento de los conglomerados mediáticos argumentando, con razón, que el espectro de las telecomunicaciones es un ámbito que concierne a lo público y no exclusivamente a lo privado. Los grupos mediáticos, al ver amenazados sus intereses, despliegan campañas en contra de estos gobiernos, buscando deteriorar su imagen, y generar un clima de polarización y de inestabilidad.
Es por esta razón que todos los gobiernos de izquierda de la región han tratado de mermar la hegemonía de los medios privados, en busca de construir un orden comunicacional en el que más voces tengan espacio y no sólo esté presente la ideología de las empresas privadas. Esta lucha por los espacios en los medios de comunicación, actualmente dominados por los grupos empresariales, en el fondo no es otra cosa que una esfera muy importante en la lucha por la hegemonía cultural de la población.
Un frente de esta disputa está en las legislaciones nacionales. Así lo muestra la promulgación de leyes sobre telecomunicaciones y radiodifusión en prácticamente en todos los países con gobiernos de izquierda en la región. Aunque estas leyes antimonopólicas son necesarias para crear un nuevo sistema comunicacional no son suficientes. No se trata sólo de ir reduciendo los espacios de los empresarios, sino también de ir generando otros espacios que los vayan desplazando. El poder no admite vacíos y si no se ocupan esos espacios, sin duda las leyes antimonopólicas serán insuficientes, por no decir inútiles.
Es en este sentido que la creación de Telesur adquiere importancia, ya que se propone como una alternativa real a los grandes conglomerados mediáticos que existen alrededor del mundo. A lo largo de sus diez años, la televisora ha estado presente en acontecimientos importantes para la región, ofreciendo una perspectiva noticiosa diferente a los medios de comunicación hegemónicos. Quizás su momento cúspide fue en 2009 cuando cubrió el golpe de estado (mediático también) al gobierno de José Manuel Zelaya. Mientras los principales medios de comunicación internacionales abordaron el suceso como “una renuncia” del mandatario, Telesur denunció el golpe de estado que tuvo lugar. Además, ha estado presente con su perspectiva noticiosa en episodios como el terremoto de Haití, el golpe de Fernando Lugo en 2012, las negociaciones con las FARC, y la actual crisis mexicana tras el episodio de Ayotzinapa, sólo por mencionar algunos sucesos.
Sin duda hay que celebrar los diez años de Telesur. Hay que celebrar que la televisora venezolana-latinoamericana ha crecido en espectadores, en variedad de contenidos y en alcance –recién el año pasado se inauguró Telesur en inglés. Sin embargo me parece que también es un momento para incitar a la reflexión en torno al estado del sistema comunicacional latinoamericano actual. Es cierto que Telesur ha crecido, pero este esfuerzo resulta insuficiente, incluso en Venezuela sigue siendo un medio marginal. Los medios privados siguen dominando con amplio margen el espectro comunicacional.
Por otra parte, también es necesario hacer críticas a la propia televisora con miras a que se aprenda de sus errores y que los futuros esfuerzos para hacer medios de comunicación alternativos sean mejores. Entre estos errores se pueden mencionar rápidamente los siguientes: 1) sigue manteniendo un formato formalista en sus noticieros, siguiendo el modelo de CNN, que es precisamente frente a quien se pretende contrario; 2) mantiene un modelo “bancario” de la comunicación en la que se espera que sólo con dar una noticia el espectador esté informado; 3) hay un abandono a otros tipos de contenidos que no pertenezcan al género noticioso, como programas de entretenimiento o dibujos animados alternativos, por ejemplo; 4) mantiene una visión dicotómica simplista de la política en la que están ausentes los matices; y 5) la vinculación del canal con miembros del gabinete del gobierno venezolano resulta problemática (el director de Telesur fue durante mucho tiempo el ministro de comunicación).
Sin duda queda un largo camino dentro de la lucha por la hegemonía comunicacional en América Latina, y si bien Telesur es un avance importante, no es suficiente. Esfuerzos de este tipo deben ser complementados con legislaciones antimonopólicas, con la participación popular en la creación de contenidos, con el fomento y la vinculación de los medios comunitarios. Sí, queda un largo camino, pero no hay duda que se ha avanzado… bueno, en algunos países de la región porque en México…
Alumno de la generación 2012
Temas de interés: medios de comunicación, idelogía, industrias culturales, relación política-cultura, historia contemporánea de Venezuela y Colombia.