¿Cuántas veces hemos escuchado escándalos de corrupción comprobados que después de tiempo se olvidan, o bien, escándalos de posible corrupción que generan demasiado “ruido” por autoridades en función y resultan exonerados por el mismo Estado? En México existen un gran número de ejemplos; sin necesidad de poner todos ellos, tengamos en cuenta dos situaciones actuales:
En primer instancia, tenemos el informe de Virgilio Andrade en donde asegura que no hay ningún conflicto de interés por parte del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Enrique Peña Nieto y de Angélica Rivera, su esposa, por la adquisición de una lujosa mansión, “La Casa Blanca de Peña”. Valuada según expertos en USD 7 millones y construida por Grupo Higa, que como bien se sabe, es una empresa que ha “ganado” varias licitaciones del gobierno.
Y en segunda instancia, el informe final del caso Ayotzinapa, donde la inconformidad y el repudio a las autoridades mexicanas no se hicieron esperar en las redes sociales. Algunos usuarios con los famosos “memes” y otros lamentando con más seriedad que nos han construido un final digno de una novela policiaca.
Hoy Guatemala es noticia internacional, y es digno de reconocer y aplaudir lo que han hecho. Han puesto prueba de que la democracia sí es el gobierno del pueblo, y que no sólo es para hacernos representar, elegir y poner mandatarios, sino también para exigir, organizarse y hasta hacer renunciar a sus autoridades corruptas; ha puesto prueba de que la corrupción, que aunque para muchos sea un mal inmortal en el poder, puede ser debilitado y destruido.
Los guatemaltecos no sólo se refugian en las redes sociales para hacer valer su descontento sobre la corrupción de algunas de sus autoridades. Han realizado un paro nacional contra Otto Pérez, el presidente. También salieron a la calle miles a protestar durante varios meses, pues no es una situación que hayan dejado pasar y se olvide con otro escándalo que se ponga de moda. Lucharon poniendo el ejemplo a los demás países latinoamericanos (que también presentan escándalos de corrupción), creando un eficiente modelo de cooperación internacional.
Quizá las protestas de los meses de abril y mayo en la plaza de la constitución de Guatemala fueron las que más llamaron la atención de la prensa internacional. Aproximadamente 15 mil personas exigían la renuncia de su presidente Otto Pérez Molina y de su Vicepresidenta Roxana Baldetti, ambos incluidos en el escándalo de corrupción aduanera, conocido como “La línea”.
Pero no sólo las protestas en las calles fueron lo que logró con éxito la destitución de las autoridades corruptas guatemaltecas: cabe mencionar, y también es digno de aplaudir, el modelo de cooperación internacional que se creó entre la Organización de Naciones Unidas (ONU) y Guatemala. Se creó en 2006 un organismo adjunto a las Naciones Unidas (claro que sin sobrepasar la soberanía de Guatemala), la llamada Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).
La CICIG, como mencionaba anteriormente, es un organismo autónomo cuyo funcionamiento se apega a las leyes guatemaltecas, y funge como auxiliar del gobierno para investigaciones sobre redes ilegales de delincuencia. Sin lugar a dudas, gracias a su excelente funcionamiento se pudo realizar la investigación, y sobre todo, a que se le dio continuidad a su permanencia de funciones, pues su fundación fue bajo el mandato del presidente guatemalteco Oscar Berger Perdomo (2004-2008).
En nuestro país cuántas veces hemos visto que los programas sectoriales, que contienen programas o proyectos muy interesantes, desaparecen en cuanto llega un nuevo partido político al poder y se pierde la continuidad al trabajo realizado, peor aún viendo que las evaluaciones de impacto arrojan buenos resultados hacia la población objetivo. Creo tristemente que si hubiera una comisión de esta índole, tal vez ya hubiera sido disuelta.
Me pregunto: ¿qué día nuestras autoridades realmente reconocerán abiertamente que se encuentran sobrepasadas con el problema de la corrupción y no pueden solos contra ella, y actúen? Guatemala ya fue valiente al reconocer internacionalmente que sola no podía y actúo correctamente. Es momento de que nuestras autoridades miren este gran ejemplo que Guatemala nos está dando, a pesar de ser un país pequeño en territorio, pero grande en decisiones y en valor.
Lic. En Ciencia Política y Administración Pública, opción Administración Pública, UNAM. Generación 2006-2010.
Temas de interes: problemas sociales, políticos, económicos e históricos de las sociedades latinoamericanas.