El crecimiento urbano en América Latina se ha dado históricamente de manera acelerada. Desde inicios del siglo XX, los diferentes países experimentaron un incremento demográfico sin precedentes, donde la población creció en algunos casos hasta en un 50% en la segunda mitad del siglo, y se dio el aumento de la urbanización y desarrollo de grandes ciudades como Buenos Aires, Lima, Ciudad de México, Bogotá y Sao Paulo; ciudades que se convirtieron en el foco de atracción de la población. Se estima que actualmente el 80% de las personas en nuestro subcontinente se encuentra en áreas urbanas, y la tendencia es a que cada vez más se irá aumentando en estas zonas.
Teniendo en cuenta lo anterior, los procesos de urbanización representan un reto para la región en cuanto a la planificación y proyección, en tanto se deben posibilitar mejores condiciones de vida en las ciudades, que sean sostenibles y sustentables, inclusivas, equitativas y sobre todo, que prevean las formas de controlar los futuros procesos de crecimiento.
Los especialistas técnicos y latinoamericanos que se interesan por el proceso de urbanización del continente y de sus respectivos países, no discuten si es bueno o malo que el continente se urbanice. Aceptando que la urbanización, tal como se está produciendo, tiene aspectos positivos y negativos, el tema que se discute, o debería discutirse, es cómo debemos urbanizarnos. (Hardoy, 1974: 26)
Pues bien, la cuestión de cómo debemos urbanizarnos referido a los procesos de crecimiento urbano es de vital importancia, puesto que se proyecta que la población mundial va a pasar en 2010 al 2050 de 3.5 billones de habitantes a 6.2 billones, lo cual puede ser problemático para la vida en las ciudades, por ejemplo, la experiencia ha dicho que el crecimiento no planificado ha promovido que se invadan zonas de alto riesgo y de protección ambiental, o que se consoliden asentamientos poblacionales informales a los que es difícil garantizarle buen cubrimiento de equipamiento urbano, lo cual hace que sea imprescindible construir medidas que enfrenten este crecimiento.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo, esta cuestión encuentra una respuesta en el debate sobre las ciudades densificadas o compactas versus ciudades en expansión. Cuando se habla de ciudades densificadas o compactas, se hace referencia al crecimiento urbano de estas dentro de los márgenes construidos ya delimitados sin que ello implique una expansión del área a zonas aledañas, y sólo requiera de una adecuación a partir de procesos de renovación y conexión con las tramas urbanas. Por el contrario, cuando se hace referencia a ciudades expandidas, se alude al crecimiento urbano a partir de la ampliación constante de las áreas establecidas, haciendo que estas sean cada vez más grandes, tal es el caso de los procesos de conurbación. Un ejemplo de este caso es Ciudad de México en relación al área del Estado de México.
Estos dos modelos que buscan enfrentar el crecimiento, tienen pros y contras que vale la pena mencionar brevemente: por un lado, las ciudades densificadas permitirían que se limitara la constante expansión que aleja cada vez más a las futuras poblaciones de lugares centrales que concentran, por ejemplo, el trabajo; se ahorraría más redensificando que construyendo nuevas edificaciones y redes de equipamiento urbano en áreas lejanas; se lograría un incentivo al transporte público en detrimento del automóvil, por el hecho de que al tener mayor población concentrada, se podría desarrollar mejores sistemas de transportes para esos asentamientos; sería posible optimizar y desarrollar mejores conexiones entre las viviendas y áreas de recreación, educación y trabajo. Sin embargo, en términos de desventajas podría mencionarse que si no existe una buena gestión las políticas de desarrollo urbano, se haría insostenible concentrar cada vez más población en una misma área, y el equipamiento urbano como el tratamiento de aguas residuales o servicio de alcantarillado colapsaría.[2]
Por otro lado, puede decirse que las ciudades expandidas son una consecuencia inevitable del crecimiento demográfico tan amplio, es decir, puede que redensificar no sea suficiente hasta un punto, y la expansión sea necesaria. Se considera también que construir en áreas nuevas sería mucho más rápido que intervenir zonas urbanas ya construidas, teniendo en cuenta que esta intervención, como renovación urbana, puede ser más costosa que expandirse. En términos negativos, la expansión implica no perder de vista que la vida en la ciudad se desarrollaría cada vez más en mayores distancias, lo que significa que al existir lugares más alejados como resultado de la expansión, la movilidad sería mucho más complicada si no se desarrolla un sistema de transporte eficaz. De ahí que la conexión de las nuevas áreas con las zonas de recreación, educación o trabajo, sea complicada.
Es de resaltar que pensar la ciudad en función de uno u otro modelo, requiere tener en cuenta las condiciones de cada una, puesto que cada país y cada área urbana presentan particularidades que hacen que uno u otro modelo sea más adecuado. Por ejemplo, hay ciudades en las que no convendría una gran expansión, ya que sus áreas aledañas cuentan con suelos más adecuados para usos agrícolas que para desarrollo urbano.
Finalmente, esta discusión entre ciudades densificadas o expandidas es un tema inacabado, que requiere analizar de manera cuidadosa cada caso y necesita de muchos más elementos para enriquecer las perspectivas que brevemente se presentan en esta columna y están basadas en los planteamientos de especialistas del Banco Interamericano de Desarrollo[3]. Algunos ejemplos de estos elementos adicionales e imprescindibles para pensar en el crecimiento urbano en América Latina, es el de la construcción de políticas de desarrollo urbano, de gestión de aspectos propios de la vida en la ciudad como el transporte, el uso de suelos, la informalidad, etc. Por último y no menos importante, el papel de los estados en la proyección urbana del subcontinente.
Referencias bibliográficas.
Hardoy, J. (1974). El proceso de urbanización en América Latina. Oficina regional de cultura para América Latina y el Caribe, centro de documentación. La Habana, Cuba. Recuperado de: http://unesdoc.unesco.org/images/0001/000155/015548SB.pdf
[1] Estudiante VIII semestre Licenciatura en educación básica con énfasis en Ciencias Sociales. Línea de investigación didáctica del medio urbano. Grupo de investigación Geopaideia. Universidad Pedagógica Nacional de Colombia.
[2] Recomiendo ver este video titulado “El lado oscuro de los rascacielos en Bogotá” donde se mencionan varias consecuencias de uno de los proyectos de redensificación urbana en la ciudad de Bogotá. https://www.youtube.com/watch?v=9jhgp4TOgWU
[3] Conversación sobre expansión vs ciudad compacta. Banco Interamericano de Desarrollo. https://www.youtube.com/watch?t=443&v=hbu3g0K9wmE
Estudiante VIII semestre Licenciatura en educación básica con énfasis en Ciencias Sociales. Línea de investigación didáctica del medio urbano.
Grupo de investigación Geopaideia. Universidad Pedagógica Nacional de Colombia.