Debido a los devastadores efectos del sismo del 7 de septiembre, en los últimos días, el gobierno federal se ha visto forzado a voltear la mirada hacia los estados del sur. Tanto el Ejecutivo, como Gerardo Gutiérrez Candiani –ese reconocido representante del sector privado y empresarial elevado a Autoridad Federal–, han encontrado en ese ambiente de desastre una razón más para recalcar la pertinencia y relevancia de las Zonas Económicas Especiales (ZEE) en la región sur-sureste del país.
La ZEE como es sabido, es una medida económica que pretende ser un “parteaguas en la historia del desarrollo” del sur del país. Esta medida está perfectamente articulada con la reforma energética. Ambas medidas, verdaderas insignias del peñismo, son momentos de un mismo proceso: la privatización del territorio y de los recursos naturales nacionales.
Este proyecto se ha ido fraguando a paso lento, pero firme. Todo comenzó allá por el 2014, cuando Luis Videgaray (entonces secretario de la SHCP) y Abraham Zamora (entonces director de Banobras) “conceptualizaron” el proyecto, asesorados por la Universidad de Harvard (por el economista venezolano Ricardo Hausmann) y el Banco Mundial. Posteriormente, se presentó la iniciativa de ley en el Congreso y el 1 de junio de 2016 se expidió la Ley Federal de Zonas Económicas Especiales.1 Hecho esto, Gerardo Gutiérrez se dedicó a orquestar la construcción del andamiaje jurídico y legal en sus distintos niveles (federal, estatal y municipal) que permitiese garantizar la continuidad transexanal del proyecto; así como de obtener cartas compromiso de los posibles inversionistas.
Las ZEE volvieron a estar bajo el reflector el pasado 1° de septiembre, día en el que Enrique Peña Nieto nos puso al tanto de los grandes logros alcanzados por su administración. Las pocas palabras que el presidente dedicó a este asunto tan importante, clave y sintomático de la política económica de nuestro país, no deben tomarse a la ligera: “Su objetivo [de las ZEE] es detonar nuevos polos de desarrollo en regiones con rezago económico y potencial productivo desaprovechado. Detonar el desarrollo del sur-sureste es un imperativo ético y una condición indispensable para el avance del país”. ¡Imperativo ético!, ¡hágannos el favor!
Pero no fue sino hasta este 28 de septiembre cuando las ZEE comenzaron a ser una realidad, gracias a que se “adquirieron” las hectáreas que hacían falta con la ayuda financiera del Banco Interamericano de Desarrollo. Ese día se firmó en Tapachula, Chiapas, el Decreto Declaratorio de las primeras tres zonas (Lázaro Cárdenas-La Unión en Michoacán y Guerrero; Coatzacoalcos en Veracruz; y Puerto Chiapas en ese mismo estado), dio el banderazo para que las empresas interesadas puedan presentar sus cartas de intención y hacer anuncios de inversión.
El día del evento, el presidente explicó que su gobierno pretende “dejar de lado la política asistencialista; la que, dentro de la política social, sólo busca llevar un apoyo económico que a veces sólo alivia o mitiga la condición de pobreza, pero no la resuelve de fondo”. Declaración que no se entiende sin comprender qué son las ZEE.
De acuerdo con la página oficial de la Secretaría de Economía, una ZEE es “un área delimitada geográficamente, ubicada en un sitio del país con ventajas naturales y logísticas para convertirse en una región altamente productiva. Su objetivo es democratizar la productividad, a nivel regional, para que sus habitantes tengan las mismas posibilidades de desarrollo y bienestar que los del resto del país. Buscan cerrar las brechas regionales creando nuevos polos de desarrollo industrial que atraigan inversiones, generen empleos de calidad, desarrollen cadenas de valor, detonen una demanda de servicios locales y otorguen beneficios a la población”.5
Es decir, las ZEE son un verdadero festín que el grupo en el poder ha preparado para saciar el voraz apetito de sus aliados empresariales. Se les ha puesto en bandeja de plata el territorio, los recursos naturales y la mano de obra; todo para crear enclaves productivistas. Son pues, auténticos paraísos empresariales, auténticas utopías para los inversionistas.
Otro punto definitorio de las ZEE son los beneficios que les otorga a los empresarios e inversionistas, entre los cuales están: “beneficios fiscales y laborales, un régimen aduanero especial, un marco regulatorio ágil, una infraestructura de primer nivel, programas de apoyo (capital humano, financiamiento, innovación), así como estímulos y condiciones preferenciales.”
Todos estos beneficios tan apropiados para el enriquecimiento de los inversionistas, contrastan con el “beneficio” mínimo que obtiene la población mexicana, a saber, la obtención de empleo, que suele ser mal pagado. De hecho, las consecuencias negativas parecen ser mayores, puesto que en los estados del sur hay elementos culturales, de identidad, de derechos humanos y de los pueblos indígenas que no se tomaron en cuenta en la planeación de las ZEE.
Las ZEE son uno de los modelos neoliberales para propiciar el desarrollo económico más extendidos a nivel global, pues existen varios miles de ellas en más de un centenar de países. En la región latinoamericana, por ejemplo, se han implementado en países como Chile, Perú, Colombia, Uruguay, Brasil, El Salvador, Guatemala. Honduras, Nicaragua y Panamá. En el caso mexicano, las ZEE son la manifestación más reciente y descarada del neoliberalismo mexicano que se ha propuesto incursionar en el mercado del Pacífico, por lo cual está muy relacionado con lo establecido en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP).
Hay que seguir atentos, porque en los próximos meses se firmarán las declaratorias de Salina Cruz, Oaxaca y de Progreso, Yucatán, con las cuales se dará por terminada la primera etapa del proyecto. Y porque después vendrá la planeación de la segunda y la tercer etapas en las que estarán involucrados, respectivamente, los estados de Campeche y Tabasco; de Puebla e Hidalgo.
1. https://goo.gl/q5ZdmR
2. Video del evento: https://youtu.be/3fTWBXGc1xs?t=3698
3. Decreto de Coatzacoalcos: https://goo.gl/X4XnYM ; Decreto de Lázaro Cárdenas - La Unión: https://goo.gl/dKU4yP ; Decreto de Puerto Chiapas: https://goo.gl/47sm4g
4. Video del evento: https://goo.gl/Cvssch
5. https://goo.gl/ZmytM1
Omar Velasco Ortiz
Estudiante de Filosofía, FFyL-UNAM
Líneas de investigación: Filosofía Latinoamericana, Filosofía Política, Historia de las Ideas en América Latina, Utopología.
Correo electrónico: omar.velasco.ortiz@gmail.com
Twitter: @veoo_17