Recuerdo que el 8 de marzo de 2017 me preparaba para la marcha de mujeres cuando escuché la noticia de que en las afueras de la capital de Guatemala había ocurrido un incendio en el que varias mujeres murieron y otras se encontraban en estado de gravedad. Meses después, un día que caminaba por el centro de Guatemala, conocí a Carmen Urias, una madre que lucha por justicia para su hija Mayra Haydee Chután Urias y para las demás Niñas de Guatemala. También conocí a Lola, una tenaz feminista que acompaña a Carmen en su lucha.
¿Qué ocurrió el 8 de marzo de 2016?
La noche del 7 de marzo varios adolescentes, mujeres y hombres, que vivían en el albergue Hogar Seguro Virgen de la Asunción intentaron escapar debido a que ahí eran víctimas de constantes abusos físicos y sexuales por parte del personal del Hogar y por gente externa al albergue. De acuerdo con el informe de la ONU, el intento de escape comenzó con una distracción que permitió iniciar el intento de fuga. Desde momento Santos Torres, el director del Hogar Seguro, notificó al Secretario de Bienestar Social y a la Policía Nacional Civil sobre la situación. La huida se vio frustrada cuando miembros de la Policía Nacional capturaron a la mayoría de los adolescentes y los regresaron al albergue. Pasando la medianoche, encerraron a las 56 mujeres en el aula de pedagogía y a los 43 hombres en el auditorio. Ambos salones fueron cerrados con candado, quedando como responsable de las cerraduras Eva Marina Marroquín Carrillo, la subinspectora de la Policía Nacional.
Fueron encerradas sin importar que estuvieran heridas, con frío, mojadas, sucias y sólo les proporcionaron unas viejas colchonetas. Las 56 mujeres, entre las que se encontraba Mayra, tuvieron que alimentarse, dormir, orinar y defecar en ese pequeño cuarto todo el tiempo que permanecieron ahí, nunca se abrió la puerta. A las 8:45 de la mañana, una de ellas inició un pequeño incendio pensando que así les abrirían, pero el fuego se salió de control y comenzó a prender las colchonetas y a las mujeres que ahí se encontraban. Las Niñas de Guatemala gritaron hasta que las flamas les quitaron la voz pero nunca les abrieron la puerta. Nueve minutos después decidieron quitar el candado, aunque ya era demasiado tarde. En total fueron 41 mujeres las que murieron por el incendio y 15 sobrevivientes con quemaduras de gravedad y daños físicos y psicológicos de por vida.
Carmen, la guardiana del fuego
En cuanto la noticia fue difundida por los medios de comunicación, algunas organizaciones de derechos humanos, activistas, colectivas feministas y demás miembros sociedad civil se manifestaron para exigir justicia ante lo ocurrido. Carmen comenzó asistir a la Plaza de la Constitución, que espera que sea nombrada Plaza de las Niñas de Guatemala, 8 de marzo y, junto con otras compañeras feministas, colocó un altar en el que se hace un fuego ceremonial maya para recordarlas y para exigir justicia. El altar se encuentra frente al Palacio Nacional de la Cultura, a una calle de la casa presidencial. Este fuego significa para Carmen el rencuentro con su hija Mayra, pero también es la preservación de la memoria y la resistencia ante las presiones del Estado por callar la voz de familiares y víctimas.
Han sido dos largos años para Carmen. Me dice que antes venían familiares o conocidos de las víctimas, pero poco a poco el altar se ha ido vaciando y hay ocasiones en las que sólo está ella con sus otras hijas o con Lola, su amiga. En este tiempo han tenido buenas experiencias, han conocido a gente de muchas partes del mundo que le han mostrado solidaridad y acompañamiento, pero también han tenido que afrontar grandes obstáculos y sortear momentos que han puesto en peligro sus vidas.
“Hemos estado aquí, pero hemos vivido muchas cosas. Se nos ha acercado la policía, incluso se han querido llevar a mi compañera por no querer dar el nombre y por tomar un video del presidente [Jimmy Morales] que se nos vino a meter aquí bien bolo [borracho]. Se vino a meter aquí el presidente bien bolo. Me vino a dar la mano a mí, me saludo y le dije yo que ojalá fuera a haber justicia. Me dijo que iba a haber justicia y más, burlándose. Entonces luego salió, se despidió de nosotros, se salió levantando las manos bien bolo y nos botó unas cruces ahí. Ya luego regresaron sus guaruras y levantaron las cruces”, me cuenta Carmen.
El primer año ella trataba de asistir diario a la Plaza, pero debido a la falta de dinero, al hostigamiento de la policía y militares, y por problemas de salud, ahora asiste a la Plaza el día ocho de cada mes y en ocasiones especiales. Está decidida a continuar con su lucha hasta que el Estado reconozca a las víctimas y juzgue a los culpables. “Seguiré luchando por la memoria de mi niña. A ella la mataron, pero a mí me dejaron. Yo soy la voz de las Niñas y de todas las mujeres que han muerto en este país”. “Siempre está encendido el fueguito de la justicia”.
¿Y la justicia?
De acuerdo con CNN en Español, el juez Lainez acaba de enviar a un proceso judicial de tres fases a cinco acusados para juzgarlos por lo ocurrido el 8 de marzo; la primera fase inicia en mayo. Los acusados son: Harold Augusto Flores, jefe de Niñez y Adolescencia de la Procuraduría General de la Nación, por incumplimiento de deberes, homicidio culposo, maltrato a menores de edad y lesiones culposas; Lucinda Marroquín, ex subinspectora de la Policía Nacional Civil, por haber tenido la llave y no haber abierto el candado; Brenda Chamán, exjefa del Departamento de Protección Especial contra el Maltrato; Luis Armando Pérez, ex subcomisario de la Policía Nacional Civil, y Gloria Castro, exdefensora de la Niñez y Adolescencia de la Procuraduría de Derechos Humanos por ser responsables y estar al tanto de lo que ocurrido. Sobre la responsabilidad del presidente Jimmy Morales al conocer la situación del Hogar Seguro Virgen de la Asunción no se ha dicho nada.
Las familias se encuentran en espera de la indemnización. A dos años del incendio, Carmen sigue buscando justicia para las niñas y demandando que el Estado reconozca que fue responsable en el homicidio de su hija. Mientras tanto ella seguirá, acompañada por sus seres queridos, encendiendo el fuego de la esperanza, resistiendo contra el olvido y la impunidad. También espera que cesen las amenazas y que el Estado reconozca la violencia ejercida contra ellas.
Este 8 de marzo se estará realizando un evento en altar de la Plaza de las Niñas de Guatemala, para mostrar que no se ha apagado la llama de la resistencia y que se sigue contando con apoyo nacional e internacional. Por mi parte, me duele no estar presente físicamente pero siempre estoy con ellas en el pensamiento.
Les llamaron Las Niñas de Guatemala, recordando el poema de José Martí que fue adaptado en una canción por Óscar Chávez. Algunas semanas después de la tragedia, compañeras feministas re-crearon la letra del poema con la consigna: “Las niñas de Guatemala no murieron por amor, murieron porque el Estado las quemó”. Si algún día pasas por el centro de Guatemala como a las 7 de la noche, quizás escuches a Carmen y a Lola gritarla.