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Influencia zapatista en el imaginario momoxco

Por: Jennifer N. Piña Antún.


Abstract: Emiliano Zapata junto con el Ejército Libertador de Sur no solo extendieron su espíritu libertador en el estado de Morelos; el ideal y necesidad imperante de salir del yugo opresor del cacique de la Hacienda Los Ahuehuetes llevaron al pueblo de Milpa Alta a que el sistema comunal y derechos agrarios regulara su tierra y vida cotidiana desde 1914 a la actualidad. En el presente texto se mostrará la relevancia de Zapata en el vivir de los momoxcas desde hace 106 años.

Palabras claves: Emiliano Zapata, momoxcas, Morelos, Milpa Alta, comuneros, zapatismo.

Un día se oyeron balazos entre los montes Teuhtli y el Cuauhtzin.

Se nos dijo que eran soldados federales que peleaban contra los hombres del estado de Morelos. Se oían balazos. Era la primera vez que escuchábamos esto y todo Milpa Alta tembló.

Iban llegando más gentes de Morelos, se decía que iban hacia Xochimilco.

No sé por qué estaban contra el presidente Porfirio Díaz.

Estos hombres de Cuernavaca y Tepoztlán hablaban nuestro idioma.[1]

Milpa Alta se encuentra en la Ciudad de México, es una de las 16 delegaciones que conforman la capital del país. Esta sitiada en el extremo suroriente de tal entidad, siendo frontera del estado de Morelos cuenta con una importante reserva ambiental convirtiendo a esta comunidad en una zona que se le podría considerar rural pese a su demarcación geográfica. Esta delegación posee un rico patrimonio cultural en sus 12 pueblos: Villa Milpa Alta (la cabecera delegacional), San Antonio Tecomitl, San Francisco Tecoxpa, San Jerónimo Miacatlán, San Agustín Ohtenco, San Pedro Atocpan, San Bartolomé Xicomulco, San Salvador Cuauhtenco, San Lorenzo Tlacoyucan, San Juan Tepenahuac y San Pablo Oztotepec.

En el último poblado comentado, se ubicaba la hacienda Los ahuehuetes (actualmente es el Museo cuartel zapatista), que data de mediados del siglo XIX. Tal hacienda fungió en la época prerrevolucionaria como una de las principales productoras de maíz, haba, chícharo, nopal, pera, durazno, tejocote y demás productos alimenticios, los cuales, eran en su mayoría distribuidos en la Ciudad de México. El terrateniente Brígido Molina a principios del siglo XX tenía a su cargo a un poco más de un millar de momoxcas[2], cabe mencionar que estos vivían en una situación laboral deplorable. No es hasta 1914, con la llegada de las tropas de Emiliano Zapata que la población milpaltense llevó a cabo un linchamiento en contra del cacique, permitiendo así la ocupación de El caudillo del sur y las fuerzas armadas que lo acompañaban. La hacienda llegó a ser un punto estratégico ya que contó con una vista inmejorable sobre la cuenca mexicana, permitiendo así una vigilancia eficaz a las tropas de Venustiano Carranza y además el asentamiento de este grupo caudillista tuvo lugar en Los Ahuehuetes porque facilitaba la comunicación con el estado de Morelos.

En el presente quehacer se llevará a cabo un estudio comparativo entre los movimientos comuneros en Morelos y cómo es que estos repercutieron en las articulaciones de mando-obediencia dentro de las haciendas ubicadas en la delegación de Milpa Alta (principalmente en San Pablo Oztotepec). Las fuentes consultadas consistirán en textos históricos que datan del antes (1907) y durante la revolución (1910-1917). A su vez se realizará una breve investigación dentro de las organizaciones comunales aún funcionales dentro de ambas demarcaciones, esto para obtener la información de manera más fidedigna.

La geografía de Milpa Ata permitió comerciar con los pobladores de Morelos. El pueblo de Santa Ana Tlacotenco se conectaba con el estado anteriormente comentado. A esta relación el Sr. Salvador Ávila Islas perteneciente al pueblo de Amecameca refiere:


Existía amistad con los hermanos milpaltenses, seguido venían a vender duraznos, ciruela y el aguacate, nos conocíamos. En casa de Romana Xolalpa se quedaban a dormir, nos conocíamos. Había también mayordomías y compadrazgos, había amistad desde tiempos muy remotos; por eso al iniciar la revolución los hombres de tierra caliente, luego, se dirigieron hacia diferentes pueblos de Morelos…[3]


Es a partir de distintas entrevistas a personas de avanzada edad que las fuentes orales permitirán comprender a mayor profundidad tanto las relaciones entre uno y otro territorio, como los sucesos históricos acontecidos antes y durante el proceso armado. Cabe aclarar que la propia topografía y la zona montañosa de Milpa Alta les permitieron a los hombres a cargo de Emiliano Zapata tomar el camino real; pernoctar en esta demarcación, estrechar los lazos de amistad y afianzar el comercio entre tal delegación y los pueblos aledaños.

El estudio del zapatismo en México ha sido un tema privilegiado por el gran atractivo que ofrece un movimiento que, teniendo como base a pueblos esencialmente campesinos con graves carencias y limitaciones de todo orden[4], fue capaz de articular un discurso político propio y de hacer frente a enemigos superiores en un terreno militar.

Si bien, textos como: Zapata y la Revolución mexicana[5], Emiliano Zapata y el agrarismo en México[6], Un factor decisivo en la revolución agraria de México: el levantamiento de Zapata[7] y por supuesto Raíz y razón de Zapata[8] se centran en la figura de Emiliano Zapata y cómo es que el Caudillo de Sur encabezó el movimiento agrario. En esta investigación etnológica e histórica, los trabajos dedicados a expresiones regionales en Morelos y Milpa Alta serán de crucial importancia. Textos tales como: Pueblos Arrasados. El zapatismo en Milpa Alta[9], El zapatismo en Milpa Alta. Del Chichinautzin al Zócalo[10] y demás escritos serán elementales para el presente ensayo.


Origen del zapatismo


El zapatismo en la Revolución mexicana fue un proyecto campesino que si bien identificó con su demanda centralizadora la restitución de la tierra, en práctica fué mucho más lejos: buscó reorganizar el entorno de los pueblos que lo conformaron desde una perspectiva comunalista y autogestiva. Tales tendencias inevitablemente entraron en agudo conflicto, no solo con el antiguo régimen, sino también con la fuerza, que en el futuro resultaría dominante en el movimiento armado. En efecto, los constitucionalistas pugnaron por un Estado centralizador y poderoso y se enfrentaron a los campesinos sureños en una guerra que en ocasiones adquirió el rostro de una guerra colonial. El origen del zapatismo ha sido ubicado, por buena parte de los autores anteriormente señalados, en la contradicción que generó el crecimiento desmesurado de las haciendas cañeras a costa de tierras de pueblos libres (no los peones acasillados que vivían dentro de las haciendas) constituyeron la base social del zapatismo. Una vez que el movimiento se articuló alrededor de la figura de Zapata, a partir del reconocimiento que recibió por parte de los representantes de los diferentes pueblos, creció y abarcó una región más extensa.

Se sabe que el zapatismo llegó a cubrir, además de Morelos, zonas de Guerrero, Puebla y Tlaxcala, parte del Estado de México y el Distrito federal. De esta manera es factible hablar de una zona central del zapatismo, los poblados en donde este movimiento se tornó en aglutinante no solo de un ejército, sino en un organizador social asumido por un conjunto de la población.

Milpa Alta fue precisamente una de estas zonas; jugó un papel importante y decisivo en el plano militar por la circunstancia de su ubicación estratégica (comentada con anterioridad), pero ahí, si bien hubo intentos de establecer un poder popular a la manera de lo que llamo Adolfo Gilly la “comuna de Morelos”[11], se puede decir que este intento no logró realizarse satisfactoriamente. No obstante, una gran cantidad de momoxcas participaron en las filas de Zapata y su memoria perdura hasta hoy como un factor de suma importancia en la política y en la vida cotidiana de tal población.

El pueblo comunero de Morelos


Las fuerzas carrancistas en 1915 estaban centradas en erradicar al ejército villista, ya que este era caracterizado por ser la mayor fuerza campesina en ese momento; es así como el zapatismo cobró fuerza ya que el gobierno constitucionalista no consideraba a este movimiento fuera tan fuerte, solo se realizaban acciones de contención. En resumen, el ejército liderado por Obregón no buscaba ni permitía una guerra con Zapata, era más bien bardeado en la zona de Morelos, el objetivo era contener la fuerza social con un poco de acción militar.

Es a partir de lo ya mencionado que los campesinos de Morelos se sintieron por primera vez dueños de las tierras que por siglos labraron, con un sistema anticapitalista y basando sus leyes en el Plan de Ayala liquidaron los latifundios; expropiaron sin pagos los ingenios y se podría decir que los nacionalizaron, estos administrados por el mismo campesinado a través de jefes militares. Es en este estado que durante aproximadamente 4 años se practicó el sistema de gobierno que tanto anhelaba Zapata, a pesar de que se realizó a una escala local impacto en la memoria colectiva de forma inigualable, y en palabras de Gitty:


...lo que hicieron mostró una vez más que la guerra civil mexicana había crecido como una lucha individual del campesino por la tierra, pero mucho más como una lucha colectiva por la tierra y por el gobierno de sus territorios. Su instrumento esencial en lo político y en lo militar fue el Ejército Libertador del Sur, el pueblo zapatista en armas.[12].


El anuncio de una revolución


Hasta el año de 1909 todo era paz en el pueblo, pero en el año de 1910, un día lunes, tuvieron una gran impresión al divisar en el cielo, dirección al oriente, entre el Popocatepetl y el Iztlaccihuatl, una estrella con una cola muy grande. Alguien dijo que era un cometa. Esto lo recuerda bien Felipa, ya que aquel día domingo celebraron la boda de su tío… el día lunes se reunieron para seguir celebrando. Eran las siete de la noche cuando alguien llegó gritando “ya vienen los maderistas, por lo que todos salieron de la fiesta llorando y se lamentaban; decían que eso no traía nada bueno, ya que anunciaba hambre, enfermedad o revolución[13]”.

En los meses de agosto a octubre de 1911 los caudillos surianos realizaban incursiones en la comunidad de Milpa Alta, esto para estudiar a la zona ya que sería estratégica en un futuro, es de esta forma en la cual el día 23 de octubre Emiliano Zapata entra a tierras momoxcas y por ende, a la Ciudad de México.

El movimiento dentro de la ya mencionada demarcación manejó una tendencia localista (al igual que en Morelos), de tal manera que los jefes regionales controlaban a los pueblos, lo que anteriormente eran las distintas haciendas, de acuerdo con Felipe Ávila Espinoza “socialmente el zapatismo estuvo compuesto en su mayor parte por sectores bajos y marginados de la sociedad rural, grupos de campesinos hablantes de las comunidades del campo”[14]. En 1912 el coronel Everardo González queda a cargo para que instalara, controlara y resguardara los cuarteles generales a lo ancho de Milpa Alta, dejando así una cantidad de 9 cuarteles, los cuales eran residencias de los caciques, estos fueron tomados entre 1911 y 1916. Oficialmente la guerra zapatista llegó el 10 de Junio de 1911, esta información se da a conocer por medio del testimonio del cronista Chavira Olivos, el cual comenta que un par de decenas simpatizantes con el movimiento maderista se reunieron y empuñaron armas en el paraje llamado San Miguel, cerca del poblado de Santa Ana Tlacotenco, invadiendo posteriormente el cuartel ubicado en la zona mencionada con anterioridad, viéndose superados en número, fueron apresados y fusilados por las fuerzas del sur.

Si bien el primer año de asentamiento zapatista se caracterizó por 3 diferentes quemas a escuelas, cultivos y el hospital, estas acciones fueron cometidas por los carrancistas; cada vez que ocurría un quema más civiles se unían al ejército de Zapata, no es hasta el 25 de febrero de 1914 que las fuerzas carrancistas acordonaron en línea recta a los pueblos de San Antonio Tecomitl y a San Salvador Cuauhtenco (zonas fronterizas) para controlar los víveres y armas que pasaban de manera clandestina a Morelos. Estos ataques se agudizaron entre junio y julio el mismo año; el gobierno viéndose en una situación complicada mando tres columnas de tropas que partieron de Xochimilco, después de distintos ataques, en 1915 los zapatistas perdieron sus territorios y pueblos. El día 13 de marzo de 1916 el general Andrés Campos escribió a Emiliano Zapata “el enemigo se encuentra en el paraje llamado Oztotepec y se dirige al cerro de San Miguel, en el pueblo de Santa Ana Tlacotenco, por falta de parque no he podido atacar al enemigo”[15].


Conclusión


A partir de lo anteriormente comentado se puede percibir la importancia tanto del estado Morelos y su impacto en Milpa Alta, así como la herencia comunal que ha perdurado en territorio momoxco. Si bien no se logró asentar el sistema político y económico de forma ejemplar, sí se adoptaron algunas articulaciones, tales como: toda la zona de Milpa Alta (a excepción del centro delegacional) es terreno ejidal, en la central de abastos de la delegación se realiza el comercio local y conservando la economía milenaria se practica el trueque. Los pueblos que conforman a la alcaldía de Milpa Alta son anticapitalistas, ninguna empresa incluso local se puede desempeñar en tal territorio, la venta de terrenos que sobrepase las dos hectáreas no se puede realizar por temor a que se realice de nuevo el cacicazgo y demás costumbres y/o hábitos que se mantienen y mantendrán hasta que el pueblo momoxco lo decida.

A lo largo de los últimos años, la herencia e ímpetu por el ideal zapatista se ha intensificado. Historiadores, comuneros momoxcas y morelenses han formado distintos grupos de investigación sobre el área y sus lazos históricos. Actualmente el grupo de la Crónica de Milpa Alta junto con el Museo Cuartel Zapatista son las fuerzas que hacen perdurar gran parte de la historia oral sobre movimientos comuneros y su influencia zapatista. Gracias a ellos y sus trabajo testimonial se pudo realizar esta breve pero significativa investigación.

Bibliografía

● Archivo General de la Nación, Haberes de la tropa. La ruta zapatista Milpa Alta (1915-1916).

● Ávila Espinoza, Felipe, Los orígenes del zapatismo, México, Colegio de México, 1992.

● Chavira, Francisco, Historia de la Delegación de Milpa Alta, México, Concurso testimonial sobre la historia y la cultura de milpa alta, 1949.

Cuadernos Americanos, México, vol. XIX, núm. 6, México, UNAM, 1960.

● Garcés Jiménez, Manuel, El zapatismo en Milpa Alta. Del Chichinautzin al Zócalo, México, Quinto Sol, 2014.

● García Martínez, María de los Ángeles, San Pablo Oztotepec. Microhistoria, identidad y tradición de una comunidad urbana-rural, México, UPN, 2001.

● Gilly, Adolfo, “La comuna de Morelos”, en Historia de Morelos. Tierra, gente, tiempos del Sur, Horacio Crespo (director), México, Navarro Editores, 2009.

● Gomezcésar, Ivan, Pueblos arrasados. El zapatismo en Milpa Alta, México, UACM, 2009.

● Horcasitas, Fernando (recop.), De Porfirio Díaz a Zapata. Memoria Náhuatl de Milpa Alta, México, UNAM, 1968.

● Jiménez, Luz, Símbolo de un pueblo milenario 1897-1965, México, CONACULTA, 2000.

● Magaña, Gildarlo y Carlos Pérez Guerrero, Emiliano Zapata y el agrarismos en México, 5 t., México, Comisión para la Conmemoración del Centenario del Natalicio del general Zapata, 1979.

● López Caballero, Paula, Indígenas de la nación. Etnografía histórica de la alteridad en México (Milpa Alta, siglos XVII-XXI), México, FCE, 2017.

● Sotelo Inclán, Jesús, Raíz y razón de Zapata, México, Ediciones del Sector Eléctrico, 1970.

● Womack, John, Zapata y la Revolución mexicana, México, Siglo XXI, 1967.

● Zantwijk, Rodolfo, Los indígenas de Milpa Alta: herederos de los aztecas, Amsterdam, Instituto Real de los Trópicos, 1960.


Notas

[1] Luz Jiménez, Símbolo de un pueblo milenario 1897-1965, México, CONACULTA, 2000, pp. 103-105. [2] Sujeto perteneciente a la zona de Milpa Alta.

[3] Entrevista a Salvador Ávila Islas. 10 de Diciembre del 2017. [4] Uno de las principales características del cacicazgo es la sumisión y obediencia hacia el cacique. Este caso no es la excepción. La hambruna, jornadas laborales extenuantes y escaso pago en especie son algunas de las situaciones que se experimentaba en la época previa a la llegado del Caudillo del Sur.

[5] John Womack, Zapata y la Revolución mexicana, México, Siglo XXI, 1967. [6] Gildarlo Magaña y Carlos Pérez Guerrero, Emiliano Zapata y el agrarismos en México, 5 t.,México, Comisión para la Conmemoración del Centenario del Natalicio, 1952.

[7] Cuadernos Americanos, vol. XIX, núm. 6, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1960, pp. 165-187. [8] Jesús Sotelo Inclán, Raíz y razón de Zapata, México, Ediciones del Sector Eléctrico, 1970. [9] Iván Gomezcésar, Pueblos arrasados. El zapatismo en Milpa Alta, México, UACM, 2009. [10] Manuel Garcés Jiménez, El zapatismo en Milpa Alta. Del Chichinautzin al Zócalo, México, Quinto Sol, 2014. [11] Adolfo Gilly, “La comuna de Morelos”, en Historia de Morelos. Tierra, gente, tiempos del Sur, México, Navarro Editores, 2009, pp. 233-248. [12] Ibidem, t. 7, p. 235. [13] Francisco Chavira, Historia de la Delegación de Milpa Alta, México, Concurso testimonial sobre la historia y la cultura de milpa alta, 1949, pp. 137. [14] Felipe Ávila Espinoza, Los orígenes del zapatismo, México, Colegio de México, 1992, p. 19. [15] AGN, Ramo, Emiliano Zapata, Caja 1, Expediente 4, forja 5.

Jennifer Naomi Piña Antún:

Pasante de la carrera de Estudios Latinoamericanos en la Facultad de Filosofía y Letras. Investigadora

independiente sobre cultura y arte popular. Así mismo, trabaja en investigaciones sobre historia de la moda e indumentaria de finales de siglo XIX a la actualidad, crisis políticas latinoamericanas de 1970 a la actualidad y la historia del folklore en latinoamérica.

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